Sabía.

¿Qué es el tiempo? ¿Qué hacemos con ese tiempo? No es nada. Construcción. Angustia. Amargura. Dualidades. La idea del tiempo nos abruma, nos ahoga. Nos presiona. Qué somos fuera de esa construcción, de ese entramado. Me ahogo, pero sigo. Siempre sigo. Milagrosamente, el cuerpo me responde. Todavía me responde. Si no nos cuestionamos, todo es normal, todo está bien. Si no hay con quién volcar nuestras ideas, son normales, están bien. ¿Qué es estar bien? Me ahogan las ideas tan absolutas. Somos absolutos. ¿Somos absolutos? 

Soy caos. Cuento las cosas con normalidad, porque son mi normalidad. La gente no acostumbra a reaccionar, realmente nadie está escuchando. Solo circula. Circulamos. Hacemos lo que podemos. Siento todo lo que pasa a mi alrededor. Me gusta el perfeccionismo. Me gustan los atardeceres, tan imperfectos, tan diferentes uno de otro. No me asusta nada. Me asusta todo. Pero, más que nada, la gente. Los universos con los que convivimos, con los que compartimos.  Cada uno, tan protagonista, tan perfecto. Que mágico ese momento en el que te regalan un poquito de su tiempo. Un abrazo. Una mirada. Quién seré para merecer un acto tan grande de valentía. 

Como amante de la astronomía, me costó darme cuenta que tenemos universos a nuestros costados. Lo es cada persona de nuestro entorno. Cada cosa que piensa cada uno es mágico, es único. Es asombroso. Elegir compartirse es todavía más asombroso. Somos uno y muchos. 

Algunos días siento que nada cambiaría si no estoy, que soy la que saca beneficio, inspiración, de estos universos. Otros me siento indispensable. Para mí. Para mi mundo. 

Encontrar la felicidad en la angustia es un callejón. Uno se acostumbra a la tristeza y le saca partido. Creamos cosas. Arte, le llaman. Que lindo compartirse. Que linda la lluvia, y el sol en otoño. Todo es tan lindo, esta realidad lo es. Este filtro lo es. 

Una conversación. Una mirada. Una tarde compartida. Que difícil es crear comunidad. Somos difíciles, con nuestros universos y todo, con nuestras miradas y todo. Y es lindo. Y es bueno. Y es absoluto. Te quiero, siempre;

Sofía